sábado, 8 de noviembre de 2008

VISITAS

Ayer fue el día más extraño que recuerdo desde hace un tiempo hasta aquí.

Mi particular fantasma del pasado volvió de la forma más difícil e inesperada. Muchas veces yo también había pensado en volver, y además de la misma forma en la que él lo hizo. Pero por muchas razones (pereza, miedo, olvido, timidez...) lo he dejado pasar. Lo mejor es que me hizo sentir algo de lo bueno y nada de lo malo que ya había experimentado con él.
Solo fue una visita, sé que no podría volver para quedarse. Ya no pertenece a mi mundo.


También volví a reconocer a mi fantasma favorito. Vamos de fiesta en fiesta, nos vemos de subidón en subidón. El problema vendrá cuando estemos solos, cuando no nos quede mayor solución que hablar, que explicar, que pedir perdoón y que dejar el orgullo a un lado. Entonces ya no habrá un barullo de gente que te permita chillar porque no nos oímos (disfrazando toda la rabia y enfado acumulado), ni habrá cientos de personas a tu alrededor a las que mirar y no ver solo sus ojos en los mios, ni tropecientas visitas ni interrupciones en mitad de la conversación vacía, que nos darán un respiro, ni personajes a los que dar protagonismo para así evitar hablar de nosotros mismos.
Ya no podré escapar, ya no podré controlar nada, y vendrá el caos. Falta saber de qué color.

Así que ayer fue el día de recordar gran parte de lo olvidado, de revivir lo ya asimilado y de tocar tierra después de mucho tiempo divagando.




2 comentarios:

Anónimo dijo...

me ha gustado esta entrada, lo k no me ha gustado ha sido el visitante...

Laura dijo...

Es muy cierto el refrán: "ojos que no ven, corazón que no siente" pero cuando los ojos vuelven a ver a esa persona que en un pasado formaba parte importante de tu vida, tu corazón empieza a recordar y las ciatrices salen a la superficie. Lo bueno es que las cicatrices ya no duelen, solamente duele su recuerdo, volver a verlas y acordarte de que siguen ahí, tatuadas en tu piel para siempre. Aunque ya no sientas nada, es lógico que siga doliendo la visita inesperada de alguien que debería estar ya muy lejos de ti y no cruzarse en tu vida nunca más.
Un beso, Conchi y gracias por actualizar de nuevo t blog, ya iba siendo hora :D