domingo, 16 de noviembre de 2008

PRIMER PUNTO DE PARTIDO

Decidida.
Con paso firme.
O al menos eso parece.
Las piernas me tiemblan, las muñecas me empiezan a doler. Sé que todo es sicológico. Se que puedo ganar, pero justo en ese momento recuerdo todos los puntos fuertes del contrincante. Y recuerdo todos mis puntos débiles.
Y entonces recuerdo a mi vocecilla externa favorita diciéndome que todo es cuestión de actitud. De la actitud adecuada.

Pasa un tiempo. Todo va bien. Veo juego, veo cierta competencia. Me estoy divirtiendo.

Tras un interminable intercambio de bolas ganadoras por ambas partes, llegamos al punto final. Al punto decisivo. Al punto de partido. Al primero de los tres que estoy dispuesta a jugar.

La bola viene a mi campo, la red le da permiso, mi raqueta se prepara, y mi hombro la desplaza hacia atrás.
Mi muñeca se interpone en el camino, decide que ella va a ejecutar el golpe. La bola se dispara de manera extraña, y se abalanza en el campo del contrincante en forma de globo, él le da como puede. Es así como llega a mi campo en forma de bola altísima, en forma de bolanecesitounaescaleraparagolpearla. Mi mente comprende que necesito un golpe especial para esa bola, necesito un remate.

Alzo mi brazo derecho hasta que mis ojos quedan cegados por el gigante foco que a menudo, tanto molesta. Ya he tomado la medida, mi brazo izquierdo va a dar el gran golpe. Para entonces mi muñeca está quieta, mi hombro ha recobrado la fuerza. Pero todo es inútil. El marco de la raqueta se ha interpuesto en mi camino, la bola sale disparada con un falso remate.La bola bota a un palmo de la línea. Sólo que en el lado equivocado. He perdido.

Mis rodillas tiemblan, pierden fuerza. Me siento mal. Caigo al suelo. Me tumbo en la pista roja. Estoy derrotada.Al borde de la linea blanca. Los focos me dan directamente en los ojos, me giro y me encuentro con la luna. La miro, me paro en ella, necesito distraerme.

Recobro la respiración. Ya me siento mejor. Nada como dejarse caer en la pista. Y mirar el cielo. Y ver esa tranquilidad, esa paz, esa tregua.

Al rato, me levanto, cojo mi raqueta, y agarro mi chaqueta. Me dirijo a la verja, cierro la puerta. Me chirría el verde metal de la entrada. Otra vez me despide de un partido perdido. He vuelto a saborear otra dulce derrota.





4 comentarios:

Anónimo dijo...

Weno... vamos a ver, ¿no dices que es el primer punto? ¿por qué te vas entonces de la cancha sin terminar el partido? ¿o es que hay una revancha pendiente?

Conxi dijo...

Jajaja hay una revancha pendiente (o varias), claro que la hay, tú ya sabes que hasta que no vea que el juego está totalmente perdido, o venga la poli a por mi porque no he pedido permiso para jugar ahí, no me voy.

Anónimo dijo...

jajaj. Asi me gusta. Lo de la poli puede que sea más pronto que tarde. tanto control...

Conxi dijo...

Joder, ya ves. Nos veo compartiendo celda... tú tienes dinero para pagar la fianza?

No tenemos aval para un préstamo...